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Teho y Zaha: la expresión pura del Terroir Mendocino


Teho es un proyecto vitivinícola boutique ubicado en Mendoza, Argentina, dirigido por tres apasionados del vino: Jeff Mausbach, Jorge Crotta y Alejandro Sejanovich. Alejandro es ampliamente reconocido como uno de los viticultores más talentosos y experimentados de Argentina. Su profundo conocimiento de los microclimas y del impacto del suelo en la vid, sumado a su capacidad para descubrir nuevas zonas de cultivo en Mendoza, como Altamira y Gualtallary, ha sido clave en la expansión de estos terroirs. Tras años de investigación y esfuerzo constante, Sejanovich ha sido nombrado uno de los diez mejores enólogos de Sudamérica por la prestigiosa revista Decanter, un reconocimiento a su compromiso y dedicación.

El proyecto vitivinícola tiene como objetivo producir vinos de partidas limitadas que reflejen las características únicas de las dos pequeñas fincas que poseen, así como de terruños especiales del Valle de Uco. Su enfoque se centra en la búsqueda de complejidad y equilibrio, basada en el concepto de cofermentación.

La cofermentación es una técnica que consiste en fermentar juntas diferentes variedades de uvas, en lugar de vinificarlas por separado. Esta práctica permite una mayor integración de aromas, sabores y texturas desde el inicio del proceso, dando lugar a vinos más complejos e intensos.  En Teho, esta técnica es clave para expresar de manera auténtica el carácter del terroir, realzando la sinergia entre las uvas y los suelos de los viñedos seleccionados. 

Las uvas provienen de dos viñedos emblemáticos: Toko y Tomal. El viñedo Toko, cuyo nombre significa "Piedra" en lengua Huarpe, se encuentra a 1,200 metros sobre el nivel del mar en el Paraje Altamira. De este viñedo surge Zaha, que en la misma lengua significa "corazón", simbolizando el alma y la esencia de este privilegiado terroir de Altamira.

Esta zona se caracteriza por un perfil de suelo altamente diverso, modelado por la actividad aluvial que ha dejado una compleja red de parches de distintos tipos de suelos a lo largo del paraje. En sus 7.5 hectáreas, Toko presenta tres tipos principales de suelos: al norte, suelos arcillosos; al sur, arena de grano grueso; y en distintas áreas, fragmentos de suelo pedregoso calcáreo que se distribuyen por toda la finca. Cada uno de estos suelos aporta un matiz único al fruto que allí crece, enriqueciendo los vinos con una compleja paleta de aromas, sabores y texturas.

El viñedo Tomal, ubicado en La Consulta, es el lugar donde nace Teho Malbec, el vino que representa la piedra fundacional del sueño de Jeff Mausbach y Alejandro Sejanovich. Después de plantar el viñedo Toko en Altamira, Alejandro y Jeff reunieron sus ahorros para comprar una pequeña finca en La Consulta, un terreno que, aunque abandonado, albergaba un tesoro que ellos supieron redescubrir. Lo nombraron "Tomal", palabra que en la lengua de los antiguos pobladores de Mendoza significa "antiguo".

Tomal, plantado en 1940, es un viñedo poblacional de viejas cepas de Malbec que sobrevivieron al abandono. Durante seis años, Alejandro Sejanovich trabajó en la recuperación de estas viñas, utilizando en muchos casos el método del mugrón. Hoy en día, en Tomal encontramos una mezcla fascinante de Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Petit Verdot, Syrah, Merlot, Tempranillo e incluso algunas cepas de Semillón, todos los cuales contribuyen al carácter distintivo de los vinos de Teho.

Otra característica distintiva del proyecto es el uso de uvas provenientes de viñedos antiguos. Estos viñedos se destacan por su bajo rendimiento, produciendo racimos de bayas diminutas que intensifican la concentración y la riqueza del fruto, una cualidad que solo se alcanza en plantas con muchos años de vida. Los gruesos troncos y el extenso sistema radicular de estas vides les permiten resistir mejor los factores de estrés durante todo el año, lo que ayuda a retener una mayor acidez natural, aportando a los vinos una frescura, elegancia y equilibrio excepcionales.

Además, muchos de estos viñedos antiguos en Mendoza son conocidos como Field Blends, lo que significa que en la misma finca conviven distintas variedades de uvas plantadas juntas. Esta diversidad dentro del mismo viñedo contribuye a una mayor complejidad en los vinos, integrando diferentes matices de sabor y textura en cada cosecha.

Conozcamos algunos de los vinos del portafolio de Teho:

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Teho Malbec

El Malbec de viñedo viejo es un verdadero tesoro en Argentina, ya que actualmente quedan muy pocos en pie. Las diminutas bayas que producen estas plantas proporcionan una intensidad y concentración únicas, características que solo se encuentran en los viñedos antiguos de Malbec. Debido al bajo rendimiento de estas vides, se requieren entre dos y tres plantas para producir una sola botella de vino, lo que realza su valor y singularidad.

Este viñedo poblacional está compuesto principalmente por Malbec, acompañado por pequeñas proporciones de Cabernet Sauvignon, Petit Verdot, Cabernet Franc y algunas plantas aisladas de variedades blancas. Aquí se practica la 'micro-viticultura', un enfoque que permite aislar y manejar cada perfil de suelo de manera individual. Cada estructura de suelo se cosecha en momentos diferentes para resaltar sus características únicas.

En la primera etapa, se cosecha la cabecera de la hilera, donde predomina una mayor concentración de arena. Esta zona aporta un perfil floral con marcada acidez, además de concentración y estructura. Luego, se pasa a la zona con piedra calcárea y limo, donde el carácter mineral se expresa con solidez en sabor y aromas. Aquí solo se cosecha Malbec.

La tercera etapa corresponde a un perfil limoso con piedras en suelos poco profundos, ofreciendo frutos negros y un paladar concentrado. Esta cofermentación aporta al vino estructura y taninos finos. Finalmente, se concluye la cosecha en suelos de pura caliza, logrando una microfermentación que entrega concentración, intensidad colorante y una marcada mineralidad.

Zaha Malbec

Este Malbec es el resultado de cofermentaciones de diferentes lotes de la finca, buscando interpretar la singularidad y diversidad de cada fracción de suelo. Iniciando la cosecha en las primeras semanas de marzo por las cabeceras, donde predominan suelos arenosos. Esto  brinda un Malbec con notas florales, fruta negra y una acidez muy fresca. La cofermentación con Cabernet Franc añade concentración y potencia, complementadas por taninos sedosos y firmes.

En la segunda etapa, a mediados de mes, trabajan en el lote 2, caracterizado por suelos con una marcada presencia de piedra blanca y estructura calcárea. Aquí se obtiene un Malbec de perfil netamente mineral, con trazos de grafito en su paleta aromática, que aporta elegancia y finura.

Finalmente, hacia finales de marzo, se cosecha las uvas del lote con predominancia de limo en su composición. Este perfil de Malbec ofrece fruta negra, un paladar amplio y concentrado, con una acidez fresca que se amalgama armoniosamente con la cofermentación de Petit Verdot, aportando estructura y taninos suaves. 

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Zaha Cabernet Franc

Una de las características más destacadas de Paraje Altamira son los suelos pedregosos, ideales para la plantación de Cabernet Franc, una variedad que tiene una relación simbiótica con los suelos calcáreos. Desde su origen en las colinas de Saint-Émilion, Francia, el Cabernet Franc ha prosperado en suelos calcáreos, y en Altamira, una hectárea ha sido destinada a esta variedad para maximizar el potencial del suelo.

Este vino ofrece una intensidad de sabor, delicados aromas florales, frescura y una acidez vibrante, con una textura refinada y sedosa, todo gracias a la influencia de los suelos de la región. Su crianza es de 12 meses en roble francés, 20% nuevo, el resto de segundo y cuarto uso. 

Zaha Chardonnay

Las uvas provienen de Los Árboles, en Tunuyán, donde se cultiva un Chardonnay fiel a su terruño y a su historia. Los suelos arenosos con manchas de grava y trazas de calcáreo en esta zona facilitan el drenaje y promueven el desarrollo de raíces profundas, lo que permite una absorción óptima de nutrientes y un crecimiento uniforme tanto de la planta como del fruto. En la copa, Zaha Chardonnay despliega una delicada paleta de aromas, desde flores hasta frutas de carozo, como el durazno blanco. Siempre en el lado de la sutileza, este vino está respaldado por un clima especialmente fresco que aporta una refrescante acidez, estilizando su perfil. 

En Zaha se valora la pureza de la fruta, evitando el uso de barrica, permitiendo que la variedad se exprese en su forma más genuina. El vino se ha dejado en contacto con sus lías durante un tiempo, removiéndolas regularmente para intensificar los aromas y añadir volumen y equilibrio al resultado final. 

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Leo Guerrero 

Somm. Brand Ambassador 

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Prohibida su venta a menores de 18 años
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